domingo, 20 de mayo de 2012
Corinne Day
Corinne Day (nacida en 1965) era una fotógrafa británica, cuya influencia en el estilo y la percepción de la fotografía en la década de los noventa ha sido inmensa. Como fotógrafa autodidacta, Corinne, a menudo incluía elementos biográficos. Corinne Day fue conocida por la formación de relaciones largas y estrechas con muchos de sus modelos, siendo la más famosa con Kate Moss, que se tradujeron en retratos sinceros e íntimos. Corinne retrató (como se ilustra en las revistas de estilo de vida y de la moda de la década de los noventa) lo que llegó a ser conocido como grunge y que se convirtió en un estilo internacional.
En 1993, Corinne Day fotografió a Kate Moss en su propio piso para la Vogue británica. En el contexto de una revista de moda, las imágenes parecían tener una sensación de documental y cuando se publicó causó un cierto malestar.
Durante los siguientes siete años, Corinne pasó gran parte de su tiempo personal tomando fotografías para su primer libro, Diary (Kruse Verlag, 2000), un registro visual intensamente personal de su vida y amigos.
Corinne Day siguió tomando fotografías para revistas de moda, siendo regularmente por encargo para la Vogue británica, italiana y japonesa. El trabajo de Corinne ha sido exhibido en la National Portrait Gallery, Victoria & Albert Museum, Tate Modern, Saatchi Gallery, The Science Museum, The design Museum, Photographers Gallery, Gimpel Fils London y en la exposición de Andy Warhol en el Whitney Museum de Nueva York.
Corinne Day, famosa por haber lanzado con sus imágenes la carrera de Kate Moss, falleció en 2010 de un tumor cerebral a los 48 años.
Sus seguidores la presentan como una revolucionaria del mundo de la imagen y la moda que cambió la manera de ver a las modelos y la idea de belleza inalcanzable que proyectaban las revistas de moda. Para sus detractores, entre los que se encontraba el ex presidente Bill Clinton, se trataba de la promotora del estilo heroin chic, una glorificación estilizada de la devastación que produce la heroína.
Las imágenes de la polémica fueron las fotos de una Kate Moss de 18 años en ropa interior y con un aspecto pálido y descarnado. A diferencia de las fotos de modelos que, como decía Woody Allen, «no existen en la realidad», se trataba de una cara lavada y sin maquillaje, pero con el agregado de una delgadez y vulnerabilidad física que la emparentaba con una junkie. Según la entonces editora de la revista Cosmopolitan, Marcelle D’Argy Smith se trataba de fotos trágicas y horribles que sólo podían apelar al «mercado de la pedofilia». El New York Times describía a Moss en esas fotos como «muy joven y muy muerta». Unos años más tarde la polémica no se había apagado y el mismo Bill Clinton acusaba a las fotos «de haber hecho que la adicción a la heroína pareciera glamurosa, sexy y cool». Más allá de la polémica, la carrera de Moss siguió creciendo de la mano de esas imágenes, verdadero trampolín de su carrera y el trabajo de la fotógrafa entró en los templos del arte.
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